Origen de los Videntes


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La videncia o bien la adivinación es una hipotética habilidad de quienes aseveran poder pronosticar hechos venideros por sí solos o bien a través del empleo de algun tipo de sortilegio. Históricamente esta poderosa habilidad suele ser compensada por algún tipo de remuneración económica o regalo, si bien hay quienes afirman practicarla sin animo de lucro. Videncia, clarividencia o adivinación es la supuesta cualidad que tendrían.

La capacidad atribuida de adivinar el futuro es una creencia que se pierde en la noche de los tiempos sin duda asociada a la ansiedad que siente el humano por su futuro y por lo impredecible. Abierta o bien de manera clandestina, está presente en todas y cada una de las sociedades y etnias sin salvedad alguna, desde el neolítico hasta nuestros días y pese al triunfo del empirismo científico como única visión cosmológica dominante.

Las personas a las que se atribuye tal habilidad acostumbran a estar envueltas, conforme una parte de la sociedad, con alguna cualidad singular, bien sea innata («tener don», «venir de familia», etc.) o bien adquirida a través de iniciación o bien ordenación sacerdotal o bien de cualquier otro tipo, incluyendo la «superioridad» que da el hecho de aparecer, por poner un ejemplo, en TV o radio.

Hoy en día, la videncia se practica claramente en la mayor parte de sociedades occidentales mediante consultas o bien a través de medios telefónicos, prácticamente siempre y en toda circunstancia apoyándose en algún sortilegio como la cartomancia, astrología, etcétera que asegura dotar al vidente de mayor autoridad. Jurídicamente se considera bajo el amparo de la libertad de opiniones protegida como derecho esencial por la mayoría de legislaciones democráticas, aunque ello no impide que se persigan las estafas de relevancia cometidas por videntes.

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Las adivinaciones se hacían en el pasado de mil formas diferentes: invocando a los fallecidos, examinando las tripas o entrañas de los animales e incluso de los hombres que se mataban a dicho fin, el canto de las aves, las líneas de las manos, las oscilaciones de una lámpara, la dirección que tomaba el humo de los sacrificios, la interpretación de los sueños, etcétera

Los medios absurdos que se han empleado para descubrir los acontencimientos futuros son inumerables. Los astros, ciertas bebidas y yerbas, palabras extrañas proferidas con determinado entusiasmo o bien por los que ahora llamamos ventrílocuos, han sido medios de que se han valido generalmente los farsantes. La Escritura nos habla de 9 modalidades de adivinación. Los judíos habían tomado todas y cada una estas supersticiones de los egipcios, de los que se comunicaron á los helenos, y estos las trasmitieron a los romanos.

Entre los paganos la adivinación era una parte de su religión. Cicerón afirma que el arte de la adivinación tuvo origen entre los pueblos melancólicos de Etruria, con lo que llama a esta provincia de Italia en su libro de Divinatione madre de la supersticion. En ese mismo libro examina si realmente puede haber adivinación, afirma que eran 3 las creencias de los pensadores sobre esto:

La primera es que unos pensaban que aceptando la existencia de los dioses, exactamente debía aceptarse una adivinación
La segunda creencia es que otros mantenían que podían existir los dioses sin adivinación
Y la tercera dice que otros  afirmaban que si bien no existieran los dioses, podría existir la adivinación